viernes, 20 de agosto de 2010

FRANCISCO VILLAESPESA - EPITAFIO

Palpitante de angustia y de terror te veo.
Ya en tu carne has sentido los dientes del Pecado,
y en medio de las lúbricas traíllas del deseo
tu pudor se defiende como un ciervo acosado.

A veces, en un ímpetu te vuelves irritada,
y tu violencia aplastada y tu coraje hiere,
y en otras, lacrimosa, suplica tu mirada
con el dolor de un alma que de dolor se muere.

Pero, defensa inútil. Llegará el caballero,
y hundirá en tus entrañas virginales, su acero,
y morirás bañada entre tu sangre ardiente...

Y entregará tu cuerpo, en medio de la plaza,
a la salvaje y ávida lujuria de la gente,
¡cual sangriento trofeo de su bárbara caza!

Fréderic Fontenoy

Fréderic Fontenoy