jueves, 11 de agosto de 2011

Bosch- Il giardino delle delizie

Berthe Morisot

SCARLETT

Steve Cieslawski

Miguel de Cervantes Saavedra - La fuerza de la sangre

Gonzalo Rojas - Retrato de mujer

Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda,
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo que te destruye.
Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo al gran amor,
y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza.
Lástima de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras.

Voy a pintarte tu rostro en un relámpago tal como eres:
dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz arcángel y una boca animal,
y una sonrisa que me perdona,
y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente, mujer,
y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.

Vienes y vas, y adoras al mar
que te arrebata con su espuma, y te quedas inmóvil,
oyendo que te llamo en el abismo de la noche,
y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás conmigo.
Aquí mujer, te dejo tu figura.