domingo, 16 de enero de 2011
Juana de Ibarbourou - Te doy mi alma desnuda
Te doy mi alma desnuda,    
como estatua a la cual ningún cendal escuda.     
Desnuda con el puro impudor     
de un fruto, de una estrella o una flor,     
de todas esas cosas que tienen la infinita     
serenidad de Eva antes de ser maldita.     
De todas esas cosas,     
frutos, astros y rosas. 
Que no sienten vergüenza del sexo sin celajes    
y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.     
¡Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena.     
¡Que tuviera una intensa blancura de azucena!     
¡Desnuda, y toda abierta de par en par     
por el ansia de amar! 
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