He de volver a verte      
y morirme de nuevo entre tus brazos.       
Me he de morir mejor que tantos días.       
Invadidos mis ojos por tu aliento,       
por la cóncava luz de tu garganta,       
anunciado de amor entre tus ojos,       
me verteré en tus venas como un río.       
Qué celestial ternura       
he de encontrar brillando en tus mejillas,       
mientras tus dulces dedos anochecen       
y amortecida en el amor me sueñas       
mucho mejor teniéndome a tu lado.       
El rumor de tu pelo,       
que advierto sólo yo cuando me besas,       
resbalará feliz a tus pestañas       
por los dulces linares de tus sienes.       
Yo aguardaré el sonido tembloroso       
para verlo brillar entre tus párpados       
cuando tus ojos teman de mis besos       
el abierto paisaje de mis venas.       
El dulce simulacro de tu muerte       
sobre tu cuerpo, ya sin fuerzas, mío,       
se curvará feliz sobre mi brazo       
como una rosa lenta y pensativa.       
Cuando tu voz se niegue a ser la tuya       
y tus ojos me vean por la niebla       
espumosa y mojada de tus párpados,       
serás desnuda, doblemente mía.       
He de volver a verte       
y a morirme de nuevo entre tus manos.       
A morirme mejor que en esta ausencia       
donde tu doble entrega es aire y nada.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
FERNANDO GUTIÉRREZ - Fragmento de ELEGÍAS DE TU AUSENCIA
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